COP28: ¿Realmente optimista?

La COP28 concluyó con una declaración final que puede considerarse histórica, al mencionar por primera vez la necesidad de abandonar los combustibles fósiles. Sin embargo, este acuerdo histórico debe considerarse el inicio de un camino más ambicioso, que seguirá dependiendo de la capacidad de los gobiernos para intensificar sus compromisos y su actuación.

Probablemente el mejor acuerdo que se podía conseguir, dadas las circunstancias.

Aunque el primer borrador del acuerdo pareció a muchos una decepción, acogemos con satisfacción el texto final, que probablemente era el mejor compromiso que podíamos esperar, dadas las circunstancias. La declaración final aborda por fin el elefante fósil en la sala del clima al mencionar la necesidad de "abandonar los combustibles fósiles [...] de forma justa, ordenada y equitativa". Esto puede parecer evidente a los observadores del clima bien informados, pero es un resultado que parecía inesperado apenas 24 horas antes de la publicación de la declaración final. Y es la primera vez desde el Acuerdo de París que se menciona como objetivo global la necesidad de reducir nuestra dependencia de todos los combustibles fósiles. Al final, este texto es sin duda el mejor compromiso que se podía haber alcanzado, y un éxito esperanzador para la diplomacia multilateral. Tenemos que ver el vaso medio lleno.

 

De las palabras a la acción (decisiva), ¿por fin?

Sin embargo, las palabras empleadas en el acuerdo siguen siendo vagas, con pocos objetivos concretos, lo que refleja lo que puede describirse como un compromiso diplomático. El diablo estará en los detalles de sus implicaciones concretas en términos de compromisos y acciones. 2024, año de elecciones para más de la mitad de la población mundial, será clave para definir si la acción por el clima sigue ocupando un lugar destacado en la agenda política.

El consenso de todas las Partes para triplicar la capacidad de las energías renovables de aquí a 2030 es una señal fuerte, tranquilizadora para las empresas y los inversores del sector tras un turbulento 2023. El mensaje es claro: la revolución de las energías renovables está en marcha y seguirá acelerándose, a pesar de los vientos en contra del contexto macroeconómico y los retos industriales. Algunos países se mostraron más reticentes en cuanto a los objetivos de eficiencia energética, lo que supone una decepción, dado el papel que debe desempeñar la eficiencia energética para alcanzar los objetivos climáticos. Hay que tener en cuenta que la eficiencia energética es probablemente la forma mejor y más barata de resolver el trilema energético de garantizar el acceso a la energía de forma asequible, al tiempo que se alcanzan los objetivos climáticos y se garantiza la seguridad energética.

Por último, pero no por ello menos importante, los primeros compromisos financieros contraídos con el fondo de "pérdidas y daños" pueden considerarse un gran paso adelante, aunque las cantidades prometidas (cerca de 800 millones de dólares) sigan estando muy lejos de los 200.000 millones de dólares que se calcula que se necesitan cada año para la adaptación al clima. El tema de la adaptación al clima es probablemente uno de los más urgentes, sobre todo en los países más vulnerables, para garantizar una transición justa y ordenada. También en este caso queda mucho por hacer, por no decir todo.

 

Emisiones de metano: ¡atrápame si puedes!

Un tema en el que los observadores elogiaron los avances significativos es la reducción de las emisiones de metano. Por desgracia, a pesar de unos compromisos que sobre el papel podrían parecer ambiciosos, carecemos de objetivos claros y de medidas decisivas en todas las fuentes de emisiones de metano. Sí, la mayoría de las empresas energéticas se han comprometido a poner fin a la quema rutinaria de gases para 2030, pero esta ambición se centra únicamente en las operaciones ascendentes y no aborda las emisiones fugitivas. Además, la información sobre las emisiones de metano sigue siendo muy insuficiente para supervisar los progresos. La falta de avances reales en esta cuestión es tanto más decepcionante cuanto que ya existen todas las soluciones para reducir las emisiones de metano, y la mayoría de ellas son económicamente viables.

 

Todas las miradas puestas en Bakú... ¡y un año crucial para la acción por el clima!

La COP28 será recordada como la que (por fin) abordó el tema del elefante fósil en la sala del clima. Pero debe verse como el comienzo de un nuevo proyecto climático más ambicioso, no como el final del camino, y ya como una prueba existencial en 2024, con elecciones en Estados Unidos y en Europa que podrían cambiar fundamentalmente el tono del debate en Bakú el año que viene.

 

 

 

 

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Alix Chosson
Analista ESG para Environmental Research & Investments
La revolución de las energías renovables está en marcha

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