Riesgos climáticos: ¿cómo medir su impacto financiero?

¿Son nuestras herramientas numéricas sobre el clima lo suficientemente buenas para los cálculos de capital?

Si Francia confía en su energía nuclear, no hará lo necesario en materia de renovables, dice la parte alemana. Cuando se trata de importar el desagradable GNL del gas de esquisto o de hacer funcionar sus centrales térmicas de carbón, Alemania es menos cuidadosa, le responden desde el oeste del Rin.

En Bruselas, la guerra nuclear entre Alemania y Francia hace estragos, Le Monde, 5 de marzo de 2023 a las 6:03 horas, actualizado el 6 de marzo de 2023 a las 11:42 h

Aunque el consenso científico sobre el cambio climático está ya muy consolidado, no sucede lo mismo con el consenso político. En este contexto, la Autoridad Europea de Seguros y Pensiones de Jubilación (AESPJ) ha abierto una consulta para introducir requerimientos de capital para los riesgos ESG, con un enfoque específico en el riesgo de transición (climático) en el lado de los activos.

1. Aumento de las iniciativas para medir los riesgos financieros asociados a los riesgos ESG en general y a los riesgos climáticos en particular

Desde 2018, los bancos centrales han llevado a cabo varios estudios sobre los riesgos de sostenibilidad:

  • Pruebas de resistencia climática realizadas por el Banco Nacional de los Países Bajos[1]
  • Pruebas de resistencia climática del Banco de Inglaterra[2]
  • Estudio piloto sobre el clima realizado por la ACPR[3]
  • Pruebas de resistencia para fondos de pensiones organizadas por la AESPJ[4]

La consulta actual de AESPJ, iniciada en diciembre de 2022, prosigue con el precedente de las anteriores al utilizar escenarios de la NGFS (Network of Central Banks and Supervisors for Greening the Financial System). En particular, este debate hace hincapié en los riesgos de transición. El impacto de los riesgos de transición en las valoraciones financieras influye directamente en el valor de las inversiones de las aseguradoras y, por tanto, en su solvencia. A continuación, destacamos algunos aspectos metodológicos:

 

2. ¿Deben basarse los cálculos del riesgo climático en el sector de actividad o en las características individuales de cada empresa?

 

Enfoques sectoriales: ¿una calibración difícil y una medida contraproducente?

Los enfoques sectoriales se basan en la noción de relevancia de la industria para la política climática, es decir, los sectores que emiten más gases de efecto invernadero (GEI). Algunos ejemplos son la extracción y el refinado de combustibles fósiles, la producción de energía, las industrias de alto consumo energético, la construcción, el transporte y la agricultura.

Los gráficos de rentabilidad y volatilidad (riesgo) demuestran que la rentabilidad y los riesgos varían según el sector, pero la intensidad de carbono no es el único factor que explica estas variaciones.

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El enfoque sectorial presenta otras desventajas.

  • ¿Incentivos inesperados de asignación de capital? -- Este tipo de medida podría hacer que los inversores simplemente reasignaran el capital apartándolo de los sectores en riesgo de transición. Necesitamos que estos sectores actúen en favor del cambio climático. Por el contrario, las empresas de servicios, medios de comunicación o salud son menos capaces de descarbonizar la economía en general.
  • ¿Tipo de sistema de clasificación? -- La clasificación sectorial, que agrupa actividades económicamente sustituibles, no es una clasificación medioambiental. La clasificación NACE es ampliamente utilizada por los reguladores europeos para las pruebas de resistencia. En su nivel más preciso, la clasificación agrupa bajo el código D.35.11 «la explotación de instalaciones de generación de energía, incluida la generación térmica, nuclear, hidroeléctrica, por turbina de gas, diésel y otras energías renovables». Es decir, todas las posibles fuentes de energía, carbonosas o no.
  • ¿Granularidad? -- Por último, las empresas pueden estar expuestas a varios tipos de actividades y, por tanto, un único código NACE puede resultar insuficiente. Por ejemplo, el código NACE C.29.10 comprende la fabricación de vehículos de motor, excluyendo en particular la fabricación de baterías para vehículos de motor (código C.27.20).

 

Enfoques individuales, un problema de datos

Por tanto, la caracterización de los riesgos ASG requiere más datos específicos de cada empresa. Para ello, es necesario disponer de una mayor granularidad de los datos, incluidos los datos predictivos. Los obstáculos incluyen el coste de producción, adquisición, estructuración y procesamiento de estos datos, que puede ser inasequible para los pequeños actores del mercado de seguros.

Los datos disponibles actualmente son de dos tipos: datos de proveedores profesionales y datos internos de sociedades de gestión y otros inversores. Ambos presentan importantes inconvenientes. Los primeros son fundamentalmente comerciales y reflejan el trabajo y las opiniones de un agente privado concreto. Los segundos no están a disposición del público en general con suficiente detalle. Es probable que reflejen incoherencias metodológicas de una base de datos a otra, así como problemas de calidad.

Varios reglamentos deberían permitir enriquecer los datos necesarios mediante una información enriquecida, armonizada y probablemente menos costosa, ya que sería comunicada por las propias empresas. En particular, la armonización con la taxonomía debería combinar:

  • Un desglose de las actividades de la empresa por código(s) NACE para definir su relevancia para los objetivos de sostenibilidad.
  • Criterios cuantitativos y/o cualitativos para definir su nivel de adaptación a estos objetivos, vinculados a KPI que puedan medirse físicamente, p. ej., emisiones de carbono por cantidad de energía producida.

La taxonomía es una herramienta prometedora para medir el riesgo climático. Sin embargo, hay que dar tiempo a los actores no sólo para que asimilen estas nuevas exigencias, sino quizá también para que acompañen la aplicación e interpretación de estas directivas, que no siempre son inequívocas.

 

3. ¿Debe calibrarse el riesgo financiero sobre índices de mercado o sobre carteras de valores en función de su sostenibilidad?

 

Calibración mediante índices de mercado, un enfoque sencillo pero poco concluyente

Los proveedores de índices de mercado, como MSCI, producen índices «adaptados a París» que podrían ser fuentes naturales para calibrar los riesgos financieros asociados al riesgo climático. Sin embargo, la rentabilidad de los índices «adaptados ca París» y el del mercado en general son bastante similares, y la diferencia entre sus riesgos no es significativa desde un punto de vista puramente estadístico.

 

Calibración emisor por emisor, un enfoque más fino pero también más complejo

Una calibración a través de un sector o sectores de actividad, que incluya una medida específicamente climática, parece más útil, pero también más compleja de aplicar.

De nuevo, la primera dificultad es la disponibilidad y el tratamiento de los datos financieros, por una parte (p. ej., el tratamiento de las OPERACIONES de las empresas), y de los datos ESG, por otra (indicadores pertinentes por actividad). Sin embargo, el uso de los datos disponibles en la actualidad ya muestra algunas tendencias. Comparamos la rentabilidad anualizada de la renta variable y las emisiones de carbono por cantidad de energía producida dentro del sector productor de energía.

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La intensidad de carbono parece estar negativamente correlacionada con la rentabilidad de la renta variable en Europa y sigue presente, aunque menos, en el resto del mundo. Esto se debe probablemente a la política medioambiental europea, que, aunque imperfecta, es mucho más avanzada que en la mayor parte del mundo.

La segunda dificultad radica en evaluar la importancia relativa de los riesgos estrictamente financieros y los riesgos medioambientales. Una gran compañía petrolera internacional con grandes reservas de gran valor y una empresa industrial con derechos de emisión gratuitos deberían poder seguir pagando dividendos atractivos en los próximos años. Una pequeña empresa innovadora estará más expuesta a la competencia y dispondrá de menos recursos y menos diversificados. Sin embargo, a más largo plazo, es probable que la tendencia se invierta a medida que las consecuencias del cambio climático adquieran mayor relevancia financiera.

 

¿Estamos preparados para cuantificar el riesgo climático en los cálculos de capital de las aseguradoras?

La calibración de los requisitos de capital para los riesgos transitorios que soportan los activos de las aseguradoras se enfrenta a muchas dificultades prácticas. Algunas pueden superarse por medio de una mayor comunicación de información por parte de las empresas emisoras.

Sin embargo, sigue habiendo una dificultad conceptual: el desfase entre unas exigencias prudenciales que reflejan un Valor en riesgo a un año calibrado sobre precios históricos y un cambio climático cuyas consecuencias solo podrán medirse plenamente en un futuro bastante lejano. También podemos preguntarnos si la lucha contra el cambio climático no se vería mejor favorecida por acciones más directas, como una plena internalización de los costes del cambio climático en las actividades económicas afectadas o por políticas industriales de inversiones adaptadas y significativas.

 

AESPJ: Autoridad Europea de Seguros y Pensiones de Jubilación.

ESG: siglas de ambiental, social y gobernanza.

NACE: nomenclatura estadística de actividades económicas en la Comunidad Europea.

KIP: siglas en inglés de Key Performance Indicator, indicador clave de rendimiento.

 

 

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