Más allá de los combustibles fósiles: Por qué las inversiones ecológicas siguen siendo el futuro

Tras un período difícil para la inversión verde, marcado por la subida de los tipos de interés, los problemas de la cadena de suministro y el exceso de capacidad, las empresas comprometidas con la construcción de un mundo sostenible podrían seguir siendo una opción atractiva a largo plazo para los inversores que buscan tanto rentabilidad financiera como un impacto positivo.

Tras conflictos recientes como la guerra de Ucrania, el mundo se enfrenta a incertidumbres sobre el futuro de la energía y el papel de los combustibles fósiles. Sin embargo, en medio de estas tensiones geopolíticas, son innegables los crecientes efectos del cambio climático, que se manifiestan en fenómenos meteorológicos extremos como tormentas, incendios, inundaciones y sequías. Esta mayor urgencia medioambiental ha subrayado la necesidad de una acción concertada y ha dado paso a un periodo de incertidumbre mundial.

"Aunque las empresas del llamado sector sucio lo han hecho bien en los últimos años, el futuro a largo plazo es verde", afirma David Czupryna, gestor de fondos de Candriam. "La inversión verde está aquí para quedarse, ya que hemos llegado a un punto en varios sectores verdes en el que, independientemente de la futura regulación, el atractivo es ahora tanto económico como medioambiental".

 

El atractivo perdurable del verde

El rápido descenso del coste de las tecnologías de energías renovables y la creciente viabilidad económica de las iniciativas de sostenibilidad están aumentando el atractivo de las soluciones ecológicas. A pesar de las fluctuaciones del mercado a corto plazo, la tendencia a largo plazo favorece las energías renovables y las soluciones de economía circular, posicionando la inversión verde como un motor clave del crecimiento y la sostenibilidad futuros.

"Si nos fijamos en la energía solar, los costes se han desplomado, haciéndola más competitiva frente a los combustibles fósiles", señala David Czupryna.

Bajo el amplio paraguas de las consideraciones medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG), la inversión verde engloba una serie de soluciones destinadas a descarbonizar la economía y promover prácticas sostenibles. En el centro de este movimiento está el concepto de economía circular, un cambio de paradigma hacia la eficiencia de los recursos y la reducción de los residuos.

 

Descarbonización y economía circular

"La economía circular es una alternativa al actual modelo económico lineal ('extraer, producir y desechar') y pretende reducir la necesidad de extraer materias primas al tiempo que se reduce la generación de residuos", explica David Czupryna.

Las empresas que adoptan la circularidad no solo abordan los retos medioambientales, sino que también impulsan la innovación y la expansión del mercado. Están ayudando a reciclar, reutilizar y racionalizar productos y recursos de diversas formas adaptadas a sus sectores empresariales específicos y a los retos de la circularidad. Esto puede incluir la integración de materiales biodegradables o reciclados en los procesos de producción, el desarrollo de soluciones de gestión de residuos, la ampliación de la vida útil de los productos y la facilitación del uso compartido de equipos para reducir la necesidad de nueva producción.

Factores como unas condiciones de mercado desfavorables para las empresas más pequeñas y la volatilidad de los sectores emergentes han contribuido a las fluctuaciones a corto plazo. Sin embargo, la inversión verde sigue ofreciendo potencial a largo plazo, ya que la debilidad actual del mercado podría brindar oportunidades de posicionamiento estratégico. Al centrarse en empresas con modelos de negocio resistentes y estrategias de sostenibilidad proactivas, los inversores pueden aprovechar el atractivo duradero de las soluciones ecológicas y mitigar al mismo tiempo los riesgos asociados a la dependencia de los combustibles fósiles.

 

Aprovechar las oportunidades 

"La actual debilidad del mercado de las tecnologías limpias es una rara oportunidad para ganar exposición a estas empresas, ya que han sufrido una debilidad a corto plazo en el precio de sus acciones por razones que no afectan a su potencial de crecimiento a medio plazo", afirma David Czupryna.

Para los inversores que deseen sacar partido de la transición a una economía verde, las consideraciones estratégicas son primordiales. Al diversificar las carteras para incluir tecnologías verdes, proyectos de energías renovables y soluciones de economía circular, los inversores pueden alinear sus objetivos financieros con las metas medioambientales.

Colaborar con empresas comprometidas con la sostenibilidad y ejercer una propiedad activa aumenta aún más el potencial de impacto positivo y creación de valor a largo plazo. A medida que los gobiernos, las empresas y los consumidores dan cada vez más prioridad a la sostenibilidad, estas inversiones pueden ofrecer una vía hacia la prosperidad potencial, contribuyendo al mismo tiempo a un futuro más sostenible y equitativo para todos.

 

Más allá de los retos de la geopolítica y la volatilidad de los mercados, la inversión verde se erige como un faro de resistencia e innovación en la transición hacia un futuro sostenible. Al adoptar las energías renovables, los principios de la economía circular y las estrategias proactivas de sostenibilidad, los inversores pueden desempeñar un papel fundamental en la configuración de un mundo más sostenible y próspero para las generaciones venideras.

 

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