
Se trata de un tema complejo, en el que se entrecruzan consideraciones medioambientales, financieras y éticas. En última instancia, plantea una cuestión fundamental: ¿podemos, tanto desde el punto de vista filosófico como metodológico, evaluar el valor de la naturaleza? Este documento no pretende dar una respuesta definitiva y (demasiado) sencilla a esta pregunta, sino proponer un enfoque práctico para integrar los riesgos relacionados con la biodiversidad en el análisis financiero y las decisiones de inversión.